30 ene 2015

Fábula de un burro metido a político

Hubo una vez un asno de una inteligencia prodigiosa que llegó a competir con los seres humanos en muchas ramas de la ciencia y la cultura. Hasta tal punto que llegó el día en que se puso a la altura de ellos y llegó incluso a superarlos. Estos, sorprendidos y admirados por sus cualidades, depositaron en él grandes esperanzas y lo nombraron presidente de gobierno, con la pretensión de que mejorara la administración del país. Los resultados no se hicieron esperar. Mejoró el bienestar de las gentes, creció la justicia, disminuyó la pobreza, desapareció la corrupción, ... Su arma secreta fue usar su sentido común asnal, su tenacidad y mansedumbre. De mucho le valieron sus enormes orejas para escuchar y su ánimo servicial.
A cuantos preguntaban por la causa de tamaños logros, el asno respondía con sinceras palabras.
-No está bien que yo lo diga, pero sinceramente soy el menos burro de los presidentes que ha tenido el país.
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28 ene 2015

El mecanismo de la idiotización

Llegó un día memorable en que la diosa de la Fama se jubiló, no por edad , sino más bien por cansancio de estar cabalgando a las espaldas de tal y cual personaje. Desde aquel día en el que todos los hombres y mujeres empezaron a verse como parecidos, sin más distinción de la que otorgaba una primera mirada, comenzaron a llenarse las consultas de los psiquiatras con gentes que sufrían el mal de la desorientación, la falta de sentido en su vida, la pérdida de metas, el desconcierto...
-¿A qué aspiro? No tengo modelos -eran las preguntas y quejas más oídas entre los pacientes que no encontraban nadie digno de admiración e imitación.

El Ministerio del Sentido Común y Miserias Humanas tomó cartas en el asunto e hizo volver sobre sus pasos a la diosa de la Fama que se entretuvo en posar su varita mágica sobre ciertos individuos seleccionados en el rebaño humano al buen tun-tun. Así aparecieron especímenes de la canción, el deporte, la política, la televisión, etc., que se postularon como personajes dignos de emulación. De esta manera las consultas psiquiátricas se vaciaron y el país mantuvo altas cotas de idiotización y, por ende, de estabilidad. Así hasta hoy.
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26 ene 2015

La verdad que esconden las sombras

Abelardo Casagrande, llevaba sobre sus espaldas un apellido de mucho peso, pues era hijo de un marqués, algo que le hacía presumir de un estatus que no era paralelo ni a su fortuna ni a su inteligencia. Pero la verdadera realidad quedó desnuda el día que en medio de la plaza del pueblo contempló su sombra y, para su desconsuelo, comprobó que no era más llamativa que las de otros mortales, pues apenas daba información de su preeminencia y distinción, por lo que decidió protestar al mismo sol en persona. Así que giró su cuerpo serrano y enfrentó su mirada con el astro rey, que tardó mucho menos que el brevísimo suspiro de un poeta enamorado en dejarlo cegato. Y así se atemperaron para siempre las ínfulas de grandeza de Abelardo Casagrande que murió, ciego y triste, cumpliendo al pie de la letra el refrán, que dice ni cuna ni gaitas, todos soplagaitas.
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23 ene 2015

Última palabra del señor K

-Oye -le reclamó días más tarde el abuelo Simón a su compañero- ¿Sabes que Bertolt Brecht no habla de fascistas, sino de nacionalistas?
-Los nacional sindicalistas nazis, ¿no? -le replicó el tío Machuca.
-Esos eran capaces de hacer brotar nacionalistas debajo de las piedras.
-De signo contrario ¿no?
-En realidad el señor K dice que la estupidez ajena te arrastra a ti a ser estúpido.
-Es difícil resistirse a veces, ¿no?
-Ya dijo Einstein en su momento que nunca discutas con un estúpido, pues corres el peligro de convertirte en estúpido y, además, seguramente perderás en la discusión.
-Sabio consejo, ¿no?
-Deja de decir ¿no? -amenazó el abuelo Simón.
-Es que como sabes tanto....
-Lo he leído, ¿no?
-Ves, tú también dices ¿no? -se defendió
-A este paso nos volvemos los dos estúpidos. No aprendemos nada -dijo el abuelo Simón enfurruñado.
Y siguieron juntos, en silencio, bajo la sombra del árbol de las confidencias, mirando los dos amigos a lo lejos, como si no hubiera nadie a su lado. No más de cinco minutos, conste.
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21 ene 2015

De fascistas y egos

Pasados unos días del episodio anterior, el tío Machuca de nuevo trajo a colación la historia del señor K.
-He releído Historias de almanaque de Bertolt Brecht -contaba- y he encontrado algunas diferencias con tu relato de ayer...
-Ya sabes que yo cito de memoria...
-He leído que el señor K cedió el paso en la estrecha acera contra su voluntad a un oficial del ejército invasor...
-Sí...
-Y que a continuación se puso muy furioso por la humillación y que logró controlar su odio repentino....
-Sí...
-Dice el personaje que la estupidez de aquel militar estuvo a punto de hacerle estúpido a él mismo también
-Sí...
-Es lo que tienen los fascismos, que nos hacen a todos un poco fascistas , ¿no?
-Sí.
-¡Joder! No digas a todo que sí -protestó el tío Machuca.
-Menos mal que tú y yo tenemos controlado el ego – dejó caer con sorna el abuelo Simón, con un risa floja que ya era parte del protocolo de su relación.
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19 ene 2015

¡Ah!

Un amanecer más, tras el paseo acostumbrado, repasadas las noticias del día, los dos amigos se sentaron bajo el árbol de las confidencias y los desahogos.
-Contaba Bertolt Brecht -recordaba el abuelo Simón a su compadre-, una historia que le sucedió al señor K. Es algo que me ha hecho pensar mucho en esta vida.
-¿?
Bertolt Brecht
-Resulta que el señor K caminaba por una estrecha acera y que llegado a un punto no tuvo más remedio que cruzarse con un peatón. Como el espacio era mínimo -explicaba el abuelo Simón-, uno de los dos debía bajar al camino.
-¿?
-Pues que combinando cortesía, edad y sentido común no le correspondía al señor K descender -explicaba el abuelo Simón-. Los dos transeúntes se retaron con la mirada y para evitar males mayores el hombre mayor, humillado, pisó el barro del camino cediendo el paso al militar.
-¡Ah!
-Militar fascista, nazi para más señas.
-¡Ah!
-El señor K tuvo más inteligencia que orgullo, menos mal.
-¡Ah!
-El ego es una bestia muy difícil de domar -sentenciaba el abuelo Simón. Y antes de que su compañero le contestara le señaló con el bastón amenazadoramente-. Y no me digas más veces ¡ah!
Bueno, no hubo contestación, más bien una risa floja...
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16 ene 2015

Diferencia entre ganar guerras o batallas

Roberto Ruiz
Esta es la historia de un gato que caminaba por un alto muro a salvo de los perros del lugar y que se percató de que su sombra creaba un monstruo tenebroso en la pared en la que descargaba su fuerza el sol. Así mismo descubrió que un solo movimiento de su cola u orejas producía una repentina desconfianza en cuantos deambulaban junto a la pared. Así que decidió utilizar su poder para hacer justicia con sus enemigos recalcitrantes. En poco tiempo, con solo erizar su lomo, puso al galope a tres canes, dos gatos invasores e, incluso, una bandada de cuervos carroñeros. Así que se animó y esperó al perro mandamás, uno que le hacia sufrir duro todos los días y noches. Cuando pasó por el lugar, agitó su cola, mostró sus dientes, erizó su tupida piel y consiguió dar un susto de muerte al can que, por instinto se puso a correr con el rabo entre las patas. Esto le produjo tal placer al minino que emitió un maullido victorioso que le traicionó, pues si bien los primeros gestos surtieron efecto en el sabueso, esto último puso al perro sobre la pista del asunto e hizo que cambiaran las tornas.
Al día de hoy, y ha pasado ya un tiempo, un gato famélico sigue encaramado en el muro sin atreverse a descender al suelo y un perro ofuscado merodea implacable por la zona.
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14 ene 2015

Obvio




Tengo un amigo invisible. Si digo la verdad, aún no lo conozco.


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12 ene 2015

Memoria de hombre

Encontró un viejo calendario en un libro y descubrió que tenía algunas citas marcadas en rojo. En una de ella ponía “Quedar con Mari Luz para lo nuestro”. Se quedó pensando, no en Mari Luz a la que conocía de sobra, sino en lo podría significar “lo nuestro”. Se le hizo la luz en el momento que le preguntó directamente a ella. 
-Oye, ¿el 14 de junio de 1994 teníamos tú y yo algo entre manos?
-Sí, te casaste conmigo al día siguiente.
-¡Ah! -dijo con cara de circunstancias y, en una acción que le honra, dejó que su voz interior le culpabilizara un poco por tener los recuerdos tan desperdigados y en desorden.
-No tienes sensibilidad -le recriminó su esposa ahondando aún más en el drama del buen hombre.
-Me estoy volviendo loco -se dijo descorazonado. Lo peor de todo es que le pareció oír a su voz interior contestando muy bajito.
-Sí, parece que sí -y además insistía-, sin remedio.
Le quiso entrar un poco de depresión, pero se resistió, como siempre. 
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9 ene 2015

Pobres cátaros

Un amigo inquieto me contó una historia de las de no dormir. Es aficionado a curiosear en la red y de vez en cuando nos acerca a escenarios inquietantes. Ayer nos habló del papa Inocencio III, un pontífice que por defender a Dios se cebó con los humanos. Este intrigante personaje, bajo el título de
"Vicario de Cristo", hizo mil maniobras con las monarquías europeas del momento y consiguió organizar varias cruzadas de soldados feroces que, henchidos de amor guerrero y fanatismo religioso, aniquilaron a los enemigos de la iglesia. Por citar, la IV Cruzada a Tierra Santa en 1202 y la Cruzada contra los albigenses o cátaros entre 1209 y 1244. De ésta última mi amigo nos ha hablado con noticias terribles. Decía Inocencio III que los herejes eran los peores enemigos de la iglesia, pues vivían escondidos entre los buenos fieles. Para eliminarlos, ordenó masacrar a cualquiera que infundiera sospechas, ya fuera a sangre o fuego. A quien le preguntaban cómo distinguir a los herejes de los buenos cristianos de la Occitania francesa el iluminado de Inocencio III les dio la solución.
-Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos.
Así pasaron a la otra vida más de un millón de almas del mediodía francés.
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7 ene 2015

After hours

En la calle de doña Mercedes han abierto un local de copas muy ruidoso. El establecimiento cumple todos los requisitos legales, pero algunos clientes no cumplen ni siquiera los de sentido común. Doña Mercedes, insomne muchas noches y oportunamente sorda, se lo toma con parsimonia.
-Las noche son más entretenidas de lo que esperaba -comenta a su cuidadora.
-Estos locales after hours son un incordio para el vecindario.
-Qué raro hablas -le corrige doña Mercedes, que adorna la frase con un colofón que deja estupefacta a su acompañante-. En mi época eran puticlubs, a secas...
-Señora, que solo son gamberros y maleducados... -argumenta con lógica la más joven.
-Y pronto delincuentes -razona implacablemente la anciana que no pierde ojo a una patrulla de la policía urbana que interroga a un joven ebrio que no deja de hacer equilibrios imposibles mientras farfulla palabras incoherentes.
-Soy su madre y le zurzo el culo a golpes de zapatilla.
-Por dios, señora.
-¡Hum!
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5 ene 2015

Tranvía de Lisboa

La campana sonó con insistencia. Todos los pasajeros miraron automáticamente al frente para descubrir quién interrumpía la marcha, pero no vieron obstáculo alguno y se desconcertaron. La viajera habitual, que iba tras el conductor, sonrió con conocimiento de causa. Ella ya sabía que todos los días al pasar por aquel preciso lugar el conductor levantaba disimuladamente la mano y que en la ventana del primer piso aparecía una joven mujer sonriente que devolvía el saludo. Aquel día el ritual fue distinto y apareció la campana.
-Ayer se comprometieron, seguro -pensó. Y levantando la mano le tocó levemente el hombro al conductor.
-Pronto boda, ¿no? -le dijo.
Y con una sonrisa que era la viva imagen de la felicidad, el hombre asintió con la cabeza. La pasajera habitual le dio una palmadita llena de complicidad.
El resto de pasajeros, mientras tanto, seguía sin captar nada, mirando por las ventanillas a ver quién era el causante del alboroto.
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2 ene 2015

La emoción de publicar

El día que leyó su primer cuento en un blog se sintió feliz. 
Por fin publicaba algo, por fin se sentía escritor. Leyó con detención su propio texto varias veces y llegó a la conclusión de que era perfecto, interesante, con estilo y original. Cerró el blog una infinidad de veces y lo volvió a abrir pensando que aquello era un sueño y en todas las ocasiones lo volvió a encontrar allí, quieto y dócil, para que cualquier lector lo disfrutara. Al final del día el editor le llamó.
-Ha tenido buena acogida, Juan- le explicó- En el primer día tu texto ha tenido ochenta y dos entradas, parece que interesa. Tendrás que escribir más -le propuso.
Dijo que sí y de inmediato le entró un ataque de ansiedad dudando de si sería capaz. A la vez sintió una inquietud que se fue agrandándo en su mente como lo hace un alud que desciende por una ladera y destruye lo que encuentra a su paso.
-Más o menos habré entrado yo mismo unas ochenta y dos veces en el blog -se sinceró.
Y ya de seguido se dejó caer en el profundo abismo de la depresión pensando en el folio en blanco que le aguardaba..
-Ser escritor es lo más cruel del mundo -se dijo descorazonado.
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