Escarmentar en cabeza ajena

Es muy difícil de dilucidar quién es la persona que protagoniza este relato, si Adoración Abajo o Rutz del Cirro. No lo sé, simplemente paso a exponer el delirante caso por si el lector es capaz de desmadejar el entuerto.
En primer lugar hemos de relatar cómo Adoración, que había acudido al hospital a operarse de anginas, por pura y penosa casualidad, falleció a dos metros del quirófano cuando una camilla desbocada le arrancó la cabeza de cuajo. Allí mismo, en el pasillo.
En segundo lugar, debemos citar a Rutz del Cirro, una mujer que permanecía desahuciada en una cama del mismo hospital, minada por un terrible cáncer que le carcomía inexorablemente el cerebro.

En tercer y último lugar, queda por explicar otra coincidencia, la presencia de un taimado equipo médico que, por puro instinto y sentido de la oportunidad, trató de recomponer aquel inesperado cuadro médico y decapitaron a propósito a la paciente terminal para coser la cabeza sana en el cuerpo de la enferma.

El despertar de aquel híbrido de dos mujeres levantó muchas dudas, pues nadie sabía predecir su comportamiento, ni siquiera cómo llamarla, pues el cuerpo era de una y la cabeza de la otra. Mas poco tardaron en salir de dudas, pues cuando la cabeza de Adoración abrió los ojos y miró su entorno con cierto aire de sorpresa, reconoció a sus propios familiares y sonrió. Y cuando por fuerza de los cuidados comenzó a mover las extremidades, comer y sentir su cuerpo todo pareció un postoperatorio normal. Pero aquello se descalabró el día que tuvo que incorporarse y ver el mundo en vertical.

-¡Jesús!, que alta estoy -exclamó antes de tambalearse de puro vértigo. Y cuando con ayuda se acercó a un espejo y pudo observar su cuerpo sufrió un colapso cardiovascular que la llevó definitivamente al otro mundo.

-Fue un conflicto de doble personalidad brutal -dijeron unos médicos.

-No estaba preparada para una bipolaridad tan evidente -dijeron otros médicos.

-Hemos sido muy atrevidos -dijeron más médicos. 
Hoy es el día en el que los restos de ambas protagonistas figuran en una tumba sin inscripción alguna, tan arduas han sido las negociaciones y disputas entre las familias de las finadas que no han podido establecer la inscripción definitiva de la lápida.

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