30 nov 2018

Los dos huérfanos de Targas

En el castillo de Targas, lo cuentan personas cuerdas, hay un fantasma. Tiene nombre, Munio de Targas, un hombre cojitranco que fue ahorcado y dejado a la intemperie durante todo un invierno en el foso del castillo. Cuentan que su alma vaga desde entonces por las ruinas. Yo me he documentado y puedo asegurar que el tal Munio de Targas existió, allá por el S. XII. Se dice de él que era mamporrero en las caballerizas del Conde Sancho de Targas y Alvar, un déspota de la época. Y que fue condenado porque en un mal parto murió la mejor yegua del noble señor. El potrillo, que apareció huérfano en este mundo, falleció después de muerte natural el mismo día que colgaron de una almena a Munio de Targas. Hasta aquí todo cierto y verificable. Pero la leyenda sigue contando que por las noches de luna se oye relinchar en el castillo a un potro y otros aseguran que galopa montado por Munio de Targas, el ajusticiado. Añade, además, que en las noche del solsticio de verano el fantasma profana la tumba del Conde Sancho de Targas y Alvar, y atraviesa su cuerpo con una lanza. También en este punto me he documentado y, sí, puedo asegurar que en aquella época existió en la ciudad el Monasterio de Targas, perteneciente a la Orden de Calatrava, un recinto sagrado donde probablemente fueran enterrados los nobles del lugar. Y todo apunta que el tal Munio, pudo ser un niño huérfano que creció en el monasterio al amparo de los monjes y que por sus mermas físicas sólo llegó a mamporrero. Y puestos a engordar la leyenda, ¿no sería un hijo bastardo del conde Sancho de Targas y Alvar? Bueno, esto es algo que, gracias a mi imaginación, ya cuentan los guías turísticos de Targas a los visitantes. Lo confieso orgulloso, ésta es mi modesta aportación a la leyenda, por mí que no deje de crecer en el S. XXI. Reconozco que yo no soy historiador, más bien fabulador, algo también necesario en esta vida, ¿no?
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