2 ene 2015

La emoción de publicar

El día que leyó su primer cuento en un blog se sintió feliz. 
Por fin publicaba algo, por fin se sentía escritor. Leyó con detención su propio texto varias veces y llegó a la conclusión de que era perfecto, interesante, con estilo y original. Cerró el blog una infinidad de veces y lo volvió a abrir pensando que aquello era un sueño y en todas las ocasiones lo volvió a encontrar allí, quieto y dócil, para que cualquier lector lo disfrutara. Al final del día el editor le llamó.
-Ha tenido buena acogida, Juan- le explicó- En el primer día tu texto ha tenido ochenta y dos entradas, parece que interesa. Tendrás que escribir más -le propuso.
Dijo que sí y de inmediato le entró un ataque de ansiedad dudando de si sería capaz. A la vez sintió una inquietud que se fue agrandándo en su mente como lo hace un alud que desciende por una ladera y destruye lo que encuentra a su paso.
-Más o menos habré entrado yo mismo unas ochenta y dos veces en el blog -se sinceró.
Y ya de seguido se dejó caer en el profundo abismo de la depresión pensando en el folio en blanco que le aguardaba..
-Ser escritor es lo más cruel del mundo -se dijo descorazonado.
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