22 sept 2025

Útil lección

Cuando desapareció su cartera se llevó un susto de muerte. Estoy perdido, pensó, no tengo cómo pagar nada. Se sentó en un banco de la calle y trató de pensar dónde poder encontrarla. Ni idea. Su siguiente pensamiento fue qué hacer. Tardó un rato en decidirse, pero al final lo hizo. Localizó una patrulla policial y explicó su problema. Le pidieron los datos y consultaron la pantalla de su terminal. Venga con nosotros, la cartera está camino de la comisaría. Atónito, se dejó llevar. Le recibió una agente que, tras comprobar sus datos, le entregó una bolsa precintada. Él la abrió con ansiedad y cogió en sus manos la billetera. ¡No faltaba nada! La ha encontrado un joven en la vía pública y se la ha dado a una patrulla, le comentó. ¡Hay gente honrada! ¿Cómo se lo puedo agradecer? De ninguna manera. Nos ha pedido expresamente que no digamos su nombre. Debe ser un chico tímido, sonreía la uniformada. Pues a mí me gustaría darle las gracias, insistía. Usted pórtese bien. Miró a los ojos de aquella policía y calló, sin dejar de pensar que seguro que acababa de leer su historial y seguro que aquella sonrisa que asomaba en su boca era por el día que le llevaron detenido por resistencia a la autoridad. Se acordó de aquella borrachera y que ganó la carrera de calzoncillos en el carnaval de hacía 10 años. Él también sonrió. Me portaré bien, no lo dude, le dijo. Gracias también a ustedes.
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