Historias inquietantes

Cuando se juntaron en la comida anual los antiguos alumnos del Colegio Monsalve del Camino sucedió un hecho inesperado e incómodo. Teo Longoria trajo unas fotos que había sacado, eso dijo, del baúl de los recuerdos y todos aquellos cincuentones se habían lanzado sobre ellas a tratar de descifrar quiénes eran los unos y los otros. La más atractiva fue una foto coral de cuando estaban en 1º de Bachillerato. Era difícil poner nombre a aquellos mocosos de 11 años y poco a poco, entre risas, algo consiguieron. Pero nadie dijo nada de un chaval delgadito y moreno que estaba sonriente con una mano levantada saludando al fotógrafo. Teo Longoria sabía su nombre y no lo quiso decir. Se llamaba Pablo García Viar y 4 años después murió atropellado por un tren mientras corrían por un túnel. Todos supieron quién era y todos también sospechaban de quién fue el que le empujó. Pero todos callaron.

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