23 jul 2025

La curva praxiteliana no vale para cualquiera

Un día más tarde el abuelo Simón y el tío Machuca tuvieron un paseo entretenido de nuevo a cuenta de Praxíteles. He leído, decía este último, que, a Praxíteles, el más famoso escultor de la Grecia clásica no se le conoce ninguna escultura, todas han desaparecido, que nosotros hablamos de él haciendo caso del enorme prestigio que tuvo entre los griegos y los romanos en los siglos posteriores. Estos sí que conocieron sus obras. Cuentan, decía su amigo, que los arqueólogos sueñan con encontrar alguna vez una pieza suya, su última esperanza está depositada en el fondo del mar, en algún naufragio de aquella época. Fíjate, dicen que la más famosa de sus obras, Afrodita la de Cnido, desapareció en el S.V d.C. en Constantinopla. No podían aquellos ojos puritanos soportar un desnudo tan logrado. ¡Qué sabrás tú! Desapareció en un incendio. Eso se cuenta. Él inició el desnudo como arte, algunos no lo digerían. La verdad es que el marcó un estilo que todos los escultores posteriores copiaron. ¿Sabes qué es la curva praxiteliana? Explica, explica. Mira en los desnudos, lo cuerpos apoyan el peso en una pierna y flexionan ligeramente la otra, y de manera sutil curvan el cuerpo y vuelven sutilmente la cabeza al lado contrario, dando sensación de movimiento y naturalidad imprimiendo una belleza sublime. Espera, le comentó el abuelo Simón que se paró e hizo una pose que quería imitar exactamente, eso dijo, a la Afrodita de Cnido. Anda ya, viejuno, no te pases.
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