Revelación divina en balompié

El “loco” Bielsa se retiró a un monasterio durante un corto período de tiempo. Quiero dedicarme a la meditación sin interferencias terrenales, explicó. Y allí paso el tiempo dedicado a la contemplación, sentado en el oratorio frente al altar con la cabeza hundida entre sus manos sin mover ni un músculo. De vez en cuando entornaba los ojos y suspiraba elevando la frente hacia el cielo. Los monjes que le rodeaban se sentían edificados por su piedad y determinación. Acudía al refectorio como un monje más, paseaba por el claustro absorto en sus pensamientos y se encerraba en su celda en un silencio total. El abad aleccionaba a sus frailes proponiendo al famoso entrenador como modelo a seguir. Cuando llegó la fecha de partida, don Marcelo Bielsa, agradeció a la comunidad religiosa las facilidades dadas y animó a todos a cultivar la paz y el recogimiento, algo que él valoraba sobremanera. El abad se atrevió a preguntarle si había recibido alguna iluminación especial. Y aquel hombre tan sesudo y tan controlado en sus respuestas no tuvo problemas en confesarlo. Se me reveló que para culminar el sistema del fútbol total, con característica activa, ofensiva y polivalente es preferencial y determinante traer a la escena futbolística la formación 3-3-1-3. Amén. 

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