29 mar 2024

El tratante

Él se dedicaba a la compraventa de ganado y recorría los pueblos de la comarca comprando animales domésticos que llevaba directamente al matadero o que vendía a otros ganaderos. Oye, Patxi, que quiero una cerda nueva para este año, le pedían. O tráeme dos cerdos macho para engordar. O quiero que te lleves la camada de 11 gorrinos de dos meses que tengo en la cuadra. O búscame una docena de gallinas ponedoras, le planteaban. O encárgate de vender esta ternera en el matadero, anda, búscame un burro...Todo esto era lo habitual en la temporada, porque él ya sabía cuándo había algo para vender o colocar en cada casa. Se movía con un pequeño camión que era como su segunda vivienda, porque era donde más tiempo pasaba. Conocía bien los precios del mercado y siempre calculaba el valor de compra o venta con un margen a su favor. Pero ciertamente, no le faltaba sabiduría y habilidad para el regateo, pues siempre apuraba la negociación para ganar sin ofender o menospreciar a su parroquia. Y quién lo iba a decir, sabía entender las caras y gestos de sus clientes para dar fin al tira y afloja de las negociaciones. Me lo contaba su nieta, años más tarde. Se sentía perdido cuando negociaba con las monjas del convento, porque eran de clausura e iban con la cara cubierta con un velo. Nunca supo descifrar por dónde iban los tiros, si se sentían mal o bien pagadas. Yo creo que les pagaba demasiado, se quejaba el cuco de Patxi. 

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