27 mar 2024

Secretos de vestuario

Aquel delantero era muy orgulloso, celebraba sus goles como si fuera el artífice exclusivo del acierto y se abría de brazos para recibir él solo la veneración de la gente. Sus colegas del equipo lo aguantaban por su efectividad, pero internamente lo odiaban por su egolatría pestilente. Quien mandaba en el vestualio, por contra, era el portero, un veterano jugador que aportaba mucho sentido común y buen rollo. En el equipo todos lo querían por su cercanía y apoyo. El presidente tuvo que dar muchas explicaciones el día que hizo unas declaraciones demasiado espontáneas. En el club enemos, dijo, al jugador más chulo de toda la liga y al más humilde. El ególatra no se lo perdonó nunca. El cancerbero se quejó. Te has pasado, presi, abora nos toca aguantarlo a nosotros. 

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