14 feb 2024

Y eso es algo que merece la pena

Él era tendero en el mercado de Rialto, nada menos. No dejaba de trabajar sin faltar un día en su puesto vendiendo verduras y fruta. Vivía con holgura, aunque algún mes que otro tenía que apretarse el cinturón. No obstante, podía ahorrar dinero que le permitía, como decía él, hacerse un homenaje, o como decía su mujer, invertir en un placer. Lo que no se esperaba era la reacción que tuvo su madre cuando se enteró del dinero gastado en su último deleite. Nada menos que 20.000 € en un disfraz carnavalero. ¿Estás loco?, dicen que le dijo. Pero él lo tenía claro, y así le respondió a su progenitora: Por un día yo quiero ser el dogo, el dux o magistrado supremo y máximo dirigente de la Serenísima República de Venecia. Y es que él era, evidentemente, un veneciano de esos que enloquece en carnaval y trastoca el orden establecido a su modo y manera. Por un día. Bueno, o dos o tres.

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