No ha sido mala idea, dijo la amiga

El diputado puso en la mano de su mujer las papeletas de votación. Se iba a elegir el presidente del estado y el parlamento. Paula, explicó, es importante ir juntos, sonreír, dar la mano al presidente de la mesa y depositar los sobres en la urna entre los flashes de los periodistas gráficos que cubran el evento. Además, yo tengo que decir unas palabras a los presentes dando por hecho que somos del bando ganador, porque es el que más gusta a los ciudadanos, enfatizó. Así lo hicieron y en opinión del diputado saliente y seguramente reelegido, la cosa salió bien. Pasaron por la sede provincial del partido y lo celebraron entre colegas. Paula, en un aparte le confesó a una amiga en voz muy baja que a ella no le gustaba nada su partido, aunque sea, dijo, el que nos da de comer. Mira lo que hace ahora, por poner un ejemplo, con los jueces, añadió. Pili también se desahogó con la compañera. Todo eso y más, afirmó, yo no aguanto a la primera dama, es una hortera, prefiero a la candidata de la oposición. Y se consolaron mutuamente por lo bajini. ¡Qué cuatro años nos esperan! Pero yo tengo una corazonada, confesó Paula. Vamos a perder la presidencia. ¿Seguro? Sí, y le sorprendió a su amiga con un rotundo “yo misma he votado a la oposición”. ¡No jodas! Gritó Pili escandalizada. Todos los presentes se giraron al instante sobre la pareja de amigas que se vieron en un compromiso. No, no pasa nada, se disculparon y sonrieron como unas estúpidas. Ya de regreso a casa, Paula explicó a su marido que falsa alarma, que su amiga embarazada no estaba. El probablemente diputado se rio con cierta suficiencia y perdonó todo. 

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