2 feb 2024

El hombre que daba miedo

La niña se llevó un susto de muerte. Allí, detrás del árbol que daba sombra a su casa, había un hombre que la observaba fijamente. A ella. Salió corriendo por la acera, abrió el portal y subió las escaleras de dos en dos hasta el piso tercero. Se abrazó a su madre e intentó contarle entre lágrimas lo que pasaba. ¡Un hombre, un hombre escondido, me, me miraba! La madre vio lo asustada que estaba y trató de comprender qué pasaba. ¿Cómo era? Calvo y feo. Se asomó a la ventana, se fijó en el árbol y no le llamó nada la atención. Un hombre, sí, caminaba por la acera fijándose en los portales y dejándose guiar por un teléfono. Abrazó a su hija y quiso tranquilizarla. A duras penas lo consiguió. Era un hombre malo, se quejaba la niña, me quería secuestrar... El caso es que aquello fue un ensayo de lo que ocurrió a continuación. Sonó el timbre y la madre preguntó quién era. Yo, contestó una voz ronca. La mujer abrió, lanzó un grito y abrazó al visitante. La hija se escondió detrás del sofá gritando ¡es él, es él, el hombre malo! Tonta, que es mi hermano Luis Ángel, tu tío. No hubo forma y tardaron un tiempo en que cesara el berrinche. El visitante estaba asustado e incómodo. La madre no, ella sonreía y consolaba a la pequeña. Es que es igual que tú cuando tenías 5 años, explicaba el hermano, me he quedado boquiabierto. Pues ella me ha dicho que eras calvo, feo, que querías secuestrarla y que dabas miedo. Todos se rieron, hasta la niña esbozó una sonrisa sin soltarse de la pierna de su madre a la que había abrazado como si fuera un náufrago desesperado. 

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