A este hombre las técnicas biométricas en boga le hicieron una mala pasada. Se dice que son sistemas de verificación de identidad rápidos y eficaces, pero a veces resultan torpes y cómicos. A ver si no es así lo que le pasó a un ciudadano argentino de nombre Pablo Feighelstein, abogado y psicólogo, natural de Río Tercero, en Córdoba. Él quiso viajar en tiempo de pandemia y no pudo lograr el certificado de movilidad, porque la aplicación no pudo ni reconocer ni registrar su rostro. Resulta que este hombre era tuerto, llevaba parche en un ojo, y presentó su fotografía real que no reconoció la app de marras, imposibilitándole el permiso para viajar. ¿Qué hizo? Algo que nos hace reír. Se fue al escritorio de sus hijos, buscó un ojo en una revista gráfica, lo recortó con unas tijeras y se lo pegó en el centro del parche de su ojo ausente. La app, a la que por lo visto se le pedía que en todo rostro tenía que haber siempre dos ojos, lo aceptó y así el paciente y sufrido Pablo Feighelstein pudo lograr el pasaporte sanitario. Nosotros sólo podemos aplaudir a una app tan empática y cumplidora.
NOTA: información extraída de https:// perfil.com
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