10 ene 2024

Cada cual es cada cual

Se juntaron unos pajarillos en la rama de un árbol y no pararon de mirarse mutuamente durante un rato. Me gusta cómo vuelas, le dijo el jilguero a la golondrina, por aquello de romper el hielo; vas siempre veloz y con la boca abierta. Es que como insectos a vuelo, le replicaba. Tú, en cambio, parece que vuelas a trompicones, pero comes semillas que yo nunca he probado. ¿Son buenas? Uf, cortó el petirrojo, lo mejor son los gusanos, esos sí que quitan el hambre. Yo espero, explicó, a que aren las huertas o poden frutales y me hincho a comer. Bueno, nosotros por lo menos no nos estorbamos, porque cuando aparece una bandada de estorninos, se quejó, el gorrión, yo me escapo a un pajar. O cuando se acercan las urracas a los nidos, añadió el jilguero. Y no veas cómo te escapas volando si merodea un milano, temblaba el gorrión. ¿Cuál será el mejor alimento? Era la golondrina que volvía a lo suyo. Oye, cada cual que coma lo que le gusta, ¿no? Eso lo defendía el petirrojo. Pues sí, apoyaba la golondrina. Es que yo no me veo arrastrándome por el suelo, yo como en el aire, así seguiré. Todos le dieron la razón inmediatamente. Acababa de aparecer una gallina que iba picoteando en todas las boñigas de vaca que había bajo el árbol. Casi vomitaron a coro. 

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