10 jun 2022

Influencers de hoy en día

En el pueblo de Villacoqueta pasaron meses de confinamiento en el que las cuestiones más de andar por casa quedaron en suspenso y la gente tuvo que apañárselas para salir al paso como pudo. Por ejemplo, Vanessa era una joven que se había atrevido a abrir una peluquería después de haber conseguido la capacitación en la Escuela de Emprendedores municipal. Pero sufrió un contratiempo con el que no contaba, cerrar a los tres meses de abrir el negocio. Y ella no se desanimó. Tenía ya una cierta clientela a la que no podía defraudar, así que se puso a teletrabajar de la mejor manera que se le pudo ocurrir. Entró en contacto on line con sus clientas y empezó a sugerir modos y maneras de mantener la cabellera en orden y concierto. Fue un éxito conocido en las redes sociales, pues no dejó de llevar sus consejos y trucos a toda persona que se sumara a su web. Pero lo que le dio fama y prestigio comercial fue una anécdota que trascendió fronteras: Sugirió en una de sus líneas de tratamiento preparar en el robot de cocina los potingues del teñido capilar, marcando las pautas con meticulosidad. Pues bien, una seguidora, Laura Requiebros, confesó que a ella le había dado muy buen resultado, ya que consiguió unas estupendas trenzas al pil pil.

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