15 jun 2022

¿Asocial, yo?

Todo el mundo me toma por una persona de lo más normal. Es más, también piensan que mi familia es de lo más común, piensan que ejerzo honradamente mi profesión de funcionario municipal, jardinero, que tengo unos vicios mesurados y aceptables, que sería un buen suegro para quienquiera casarse con mi hija. Vale, les dejo que piensen así. Porque yo, de verdad, soy un desconocido que produciría pavor a todos los que me pudieran llegar a conocer. He dicho pavor. Pero con no abrir la boca todo resuelto. Pero a más de uno me gustaría taparte la boca diciéndole la verdad. Por ejemplo, que soy enterrador oficial que se oculta siempre tras una mascarilla, que embalsamo todos los cadáveres que acaban en el cementerio, que soy necrófilo perdido, no doy detalles, y que he solicitado plaza de funcionario voluntario para ejercer de verdugo, si es que se reinstaura la pena de muerte. En definitiva, que soy, en pocas palabras, un resentido social. ¿Por qué? Bueno, no he superado el trance de saber que a mi tatarabuelo lo ahorcaron por bandolero en Sierra Morena y a mi bisabuelo le dieron garrote vil por matar a una docena de monjas mientras rezaban maitines en un convento de Baeza. Pienso que no fue para tanto, ¿no?


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