Igual que el gato de la prisión, que tan pronto me araña como duerme en mi regazo, yo debo sufrir desdoblamiento de personalidad. A veces soy persona entrañable y hogareña, sensible y complaciente. En otras lo contrario, salvaje, frío y hasta cruel. No dependo de la luna llena ni de algún trauma pasado, son las hormonas, o qué sé yo, que gobiernan mi cabeza, ellas mandan y yo lo asumo con toda naturalidad. Y esto me sirve en la vida que llevo. Estoy en el Corredor de la Muerte, soy el verdugo.
NOTA: Texto presentado el 21512-21, en la XIV Edición de Relatos en Cadena, semana 11, concurso de microrrelatos de la Cadena Ser, cuya condición de inicio es dar comienzo al relato con la última frase o fragmento del cuento ganador de la semana anterior.
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