Cogí semillas de zanahorias y me puse a sembrar como pude, a voleo. Luego crecieron en total anarquía y las coseché. ¡Qué desastre! Estaban tan juntas que se empujaban, se estorbaban más bien, y adoptaban formas inverosímiles. Rechonchas, retorcidas, con dos raíces como si fueran piernas y muñones como si fueran brazos. Parecían humanoides. Una en particular tenía pinta de venus paleolítica con formas femeninas exageradas. Se parece a ti, le dije sin poder frenar la lengua. Aún no me habla.
NOTA: Texto presentado el 03-11-21, en la XIV Edición de Relatos en Cadena, semana 8, concurso de microrrelatos de la Cadena Ser, cuya condición de inicio es dar comienzo al relato con la última frase o fragmento del cuento ganador de la semana anterior
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