20 sept 2021

Reliquias imposibles

Cuanto los cruzados entraron en Jerusalén en julio del año 1099 encontraron a un viejo monje renegado que les avisó de que no eran bien recibidos. No venís a salvar los Santos Lugares, no, les increpó, venís a satisfacer vuestras ambiciones de poder, gloria y riquezas. Un cruzado pelirrojo lo mató allí mismo. Su superior le pidió explicaciones fijando largamente su mirada en él y lo dio por perdonado cuando se justificó con un "cumplimos la voluntad de Dios". Entre las ropas del difunto encontraron una llave y ya tuvieron disculpa para registrar todas las puertas de la ciudad. Al final una cerradura cedió y entraron en una cámara oculta. Allí encontraron muchos papiros que despreciaron, candelabros de broce de los que se apropiaron, objetos sagrados de oro y plata, tinajas de monedas de fecha incierta, un sudario que en su momento debió envolver algún muerto, vasijas con oro y mirra... Con aquel botín se fueron, era parte de su soldada, y pronto lo malvendieron. El pelirrojo tuvo mejor suerte. Encontró un tazón de leche "revenida y seca" y se le ocurrió decir que era "leche del pecho de la Virgen que amamantó a Jesús de Nazaret". La idea hizo fortuna y gozó de credibilidad hasta el día de hoy. Miren si no, en este texto.
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