10 sept 2021

Despido fulminante

Érase una vez una convención de descontentos. Se acercaron unos cuantos y un periodista de una famosa cadena televisiva entrevistó a algunos en el hall del Palacio de Congresos. Y éstas fueron las entradas deslabazadas que emitieron en el noticiario del mediodía. No sé por qué los días tienen noches, se quejaba el topo. Ni yo entiendo por qué las nubes tienen prisa, añadía la veleta. Y por qué las penas duran tanto, se lamentaba el poeta. Y ¿cuándo se acaba la soledad?, protestaba el incomprendido. Y ¿a qué cuento sopla viento?, clamaban las mariposas. Y ¿por qué el pan se queda duro? protestaba el caminante. Pues yo no entiendo que haya que trabajar, insistía el vago y ¿qué me dicen del absurdo de las guerras? cuestionaba el pacifista. Y como el noticiario corría peligro de alargarse más de la cuenta, el locutor cortó con una frase de su propia cosecha. Razón tienen, a fuer de sincero. Y que conste que no entiendo por qué he empezado este noticiario anunciando que les voy a contar todo lo que ha pasado hoy. No me crean, miento como un bellaco.

_________

No hay comentarios:

Publicar un comentario