El Tío Machuca ojeaba habitualmente los periódicos en su teléfono móvil. A menudo comentaba lo que leía y en esta ocasión no pudo frenarse. Mary McCarthy, una mujer neozelandesa, sufría de dolor crónico en la nariz y descubrió el motivo gracias a que le hicieron una PCR para saber si estaba contagiada de Covid 19. El abuelo Simón le lanzó una mirada inquisitiva. Pues sí, continuó su amigo, al meterle un sanitario el dichoso bastoncillo en la nariz notó algo raro que no dejó de producirle molestias en los días siguientes. Acudió al médico y ¿qué encontró? Tú dirás. Pues nada menos que una ficha de parchís que siendo niña se introdujo en el apéndice nasal, 37 años antes. ¡Ja, ja! Y ¿no se dio cuenta? No, tiene narices la cosa, nunca mejor dicho. El abuelo Simón calló un rato, al cabo del cual soltó su consabida sentencia. A muchos otros se les mete en la cabeza alguna idea tóxica y no sé si al cabo de 37 años se percatan de que es un estorbo. ¿Hablas de mí? No, qué va. De más de un político pernicioso, de algún periodista verborreico, de más de un visionario que llena periódicos... ¡Uf, no sigas!
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