Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia,
pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
Eres
un bastardo, dijo el reo. Me estás provocando, bellaco. Los dos
tenían razón. La cabeza salió limpia de un hachazo. El difunto
tuvo tiempo de guiñar un ojo. No en vano antes aludía a ciertos
dimes o diretes sobre la madre del verdugo.
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