Un día le confesé a un viejo profesor que de niño comencé a leer un libro maravilloso que no puede acabar. Me paré en la primera página y no pude seguir. ¿Por qué? Me quedé como en trance en las dos primeras líneas, eran increíbles. Y ¿qué contaba? Grandes historias en pocas palabras, fíjese: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
NOTA: Relato finalista en el VI Concurso Literario de minicuentos "Un caleidoscopio de letras". Ver Mundo escritura. Noviembre 2020. (http://www.mundoescritura.com/concursos/microrrelatos.php).
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