28 dic 2020

Lecciones inolvidables

Recuerdo el día que visité la casa del abuelo siendo un niño y me perdí por el desván. Me encontré con muchos trastos bastante bien ordenados y llenos de telarañas que me quitaron las ganas de curiosear. Pero me dejó de piedra ver colgada de una viga una soga con un nudo corredizo en el que no vivía telaraña alguna. Abuelo, ¿para qué es eso?, le pregunté en cuanto tuve oportunidad. Se llevó el dedo índice a los labios y me dijo en voz bajita como para que lo hablado quedara entre él y yo. Que sepas que un antepasado nuestro murió en la horca por ser un pirata malvado. Yo conservo la soga y cada vez que la veo me entran ganas de ser buena persona. ¿A ti no te pasa lo mismo? Sí, voy a ser muy bueno, le prometí. Y me dio un beso en la frente. 

_______

No hay comentarios:

Publicar un comentario