6 jul 2020

Tristemente ahogado

Ingrid miró por la ventana de la cocina y el corazón se le quedó helado. Su hijo estaba en el embarcadero, quieto y absorto mirando al lago y peligrosamente asomado al borde. Ese detalle la llenó de desazón. ¡Erik! Ven acá, gritó angustiada. El niño obedeció. ¿Qué mirabas en el lago? Sé que hay un tesoro, algún día tendré que bajar a buscarlo, me lo dijo papá. La mujer no pudo reprimir las lágrimas. Miró el cuadro de su marido que colgaba en la pared y abrazó al niño. Hijito, pronto nos iremos a vivir al interior, ya te lo he dicho muchas veces.
________

No hay comentarios:

Publicar un comentario