Me
han contado que hace unos días en mi ciudad ocurrió un hecho
desconcertante y digno de ser contado. Lo resumo: Hay un grupo de
Testigos de Jehová que tiene por costumbre apostarse en un lugar
concurrido de la Calle Mayor y despliega sus carteles y sus artes
para captar seguidores. Resulta que un individuo, que caminaba por la
acera envuelto en una gabardina, se detuvo ante el grupo, se
desabrochó la citada prenda, introdujo sus manos en los bolsillos y
la abrió provocativamente. Todos, hombres y mujeres, temiéndose lo
peor, gritaron con espanto. Luego, se calmaron y cerraron la escena
con una risa nerviosa que se convirtió finalmente en carcajada. Una
de las presentes se dice que le reprochó el gesto con un "tonto,
qué susto me has dado". Realmente dejó ver el eslogan de su
camiseta "Jesus love me" y dijo con naturalidad: "Soy
de los vuestros". A raíz de este "incidente" el grupo
de asiduos a las celebraciones litúrgicas del Salón del Reino ha
suscitado mucha curiosidad y ha captado en un día la atención de
más prosélitos que en todo el año. Cuentan las malas lenguas que
quieren convertir al señor de la gabardina en un reclamo más para
para el crecimiento de la Watchtower
Bible and Tract Society of Pensilvania, que es así como esta
iglesia, o lo que sea,
se llama. No intenten traducirlo, es un galimatías.
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