Al
final del pasillo, me dijeron, encontrarás lo que buscas.
Efectivamente allí había de todo, tenía una espada de samurai con
instrucciones para hacerme un harakiri canónico, una soga con un
nudo correrizo made in China, unos potingues que decían ser pócimas
mortales, una bolsa de plástico ergonómica que quitaba la
respiración... Pero, protesté, yo quería suicidarme por amor,
¿cómo lo puedo hacer? Allí mismo apareció un Cupido robotizado
que me hizo leer un cartel diminuto en su pecho. Ponía, oprima el
botón.
NOTA:
Texto presentado e 21-04-20, en la XII Edición de Relatos en
Cadena, concurso de microrrelatos de la Cadena Ser, cuya condición
de inicio es dar comienzo al relato con la última frase o fragmento
del cuento ganador de la semana anterior.
______
No hay comentarios:
Publicar un comentario