15 feb 2019

El sentido de mi vida


Una vez me contó un chamán que la felicidad existía, que se podía comprar en su tienda, ya que él había contactado con los espíritus y poseía la fórmula de una pócima milagrosa. Me lo creí y le solicité un frasquito. Me dijo que había un inconveniente, nada menos que los productos que la componían, que eran difíciles de localizar. Me ofrecí a ayudarle. Unos pocos adeptos financiamos un gran viaje del que todavía no ha vuelto. De esto hace años. No pierdo la esperanza, sé que cuando regrese seré feliz. Mientras tanto, empobrecido y sin recursos, mendigo por las calles y duermo a la intemperie, con una fe ciega y una esperanza inmensa en que esto cambiará. Hasta creo que ahora mismo ya soy feliz. El chamán ya se acerca, lo presiento.
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