Él
tenía su estrategia. Se acercaba cautelosamente en la cama y le
tocaba un pie. Si no saltaban chispas, al día siguiente aproximaba
la pierna entera. A la tercera noche ya se atrevía a acercar un
brazo... Hasta que surtía efecto. ¿Qué? ¿Falta calor?, preguntaba
ella con un desdén medido y estudiado. No, sólo cariño, contestaba
él con un pelín de malicia de niño arrepentido. Allí mismo se
firmaba el armisticio, que estaban cansados de hacerse los ofendidos.
_____ o _____
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