El
gobierno llevaba tiempo tramando cómo hacerlo, porque se trataba de
un asunto delicado, nada menos que limitar la libertad de llorar.
Pero al final lo ha hecho, desde ayer a las 12.00 hay un nueva ley
que prohibe llorar en público, bajo fuertes sanciones que se
impondrán a los transgresores. Bueno, hay excepciones para aquellos
que demuestren que lloran de alegría. El argumento que presenta el
Ministro de Interior es que nuestro país es feliz, disfruta de altas
cotas de bienestar y la ciudadanía vive en permanente gozo y
jolgorio, porque, ¿acaso no somos la cuna de la alegría y del buen
vivir? No se puede mancillar, ha dicho, la imagen del país. Por
tanto, aquí ha engolado la voz con tan mala fortuna que se ha
atragantado, aquí so, sólo se, se pu, pue, de... En ese instante la
proclama ha sido sustituida por un concierto de toses compulsivas que
ha durado lo suyo, haciendo imposible el cierre de la frase. El
público presente ha aplaudido sonriente y, digamos la verdad, la
oposición lleva ya 24 horas tosiendo. Este es un país donde las
leyes se cumplen, por supuesto. Y no te rías, lector irreverente.
_____ o _____
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