1 ago 2018

Pajaritos por aquí...

El gobierno llevaba tiempo tramando cómo hacerlo, porque se trataba de un asunto delicado, nada menos que limitar la libertad de llorar. Pero al final lo ha hecho, desde ayer a las 12.00 hay un nueva ley que prohibe llorar en público, bajo fuertes sanciones que se impondrán a los transgresores. Bueno, hay excepciones para aquellos que demuestren que lloran de alegría. El argumento que presenta el Ministro de Interior es que nuestro país es feliz, disfruta de altas cotas de bienestar y la ciudadanía vive en permanente gozo y jolgorio, porque, ¿acaso no somos la cuna de la alegría y del buen vivir? No se puede mancillar, ha dicho, la imagen del país. Por tanto, aquí ha engolado la voz con tan mala fortuna que se ha atragantado, aquí so, sólo se, se pu, pue, de... En ese instante la proclama ha sido sustituida por un concierto de toses compulsivas que ha durado lo suyo, haciendo imposible el cierre de la frase. El público presente ha aplaudido sonriente y, digamos la verdad, la oposición lleva ya 24 horas tosiendo. Este es un país donde las leyes se cumplen, por supuesto. Y no te rías, lector irreverente.
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