3 ago 2018

El pastor de Maslenica

El viajero es todo oídos y de vez en cuando se queda con alguna historia que contar. Y ésta tiene que ver con el viejo y nuevo puente de Maslenica, una ciudad a mitad de camino entre la costa de la Dalmacia croata con el interior del país, más agreste y montañoso. El caso es que el viejo puente fue destruido el 21 de noviembre de 1991 por los serbios, que en aquella época andaban a malas con los croatas. Vamos, en guerra, es muy triste decirlo. Estos intentaron reconstruirlo cuanto antes, pero decidieron hacerlo tres kilómetros más arriba, para evitar la insistente artillería enemiga. Así que en 1997 nació el nuevo puente de Maslenica, pieza estratégica y fundamental en la actual autopista A1 del país. Pero, y aquí está el meollo de la historia, se olvidaron de un detalle. No contaron con el Bora, ese viento que desciende de los Alpes Dináricos y agita el Adriático con violencia. Cuentan que cuando los ingenieros comenzaron a trazar el viaducto, se les acercó un pastor que les desaconsejó el emplazamiento. Mis ovejas, cuando sopla aquí el Bora, vuelan, les dijo. Ellos replicaron que el viejo puente también voló, que no esperaban verlo más veces por los aires. Y lo hicieron. Hoy es fácil encontrar algún croata que comenta que el nuevo puente que cruza el Estrecho de Maslenica suele permanecer cerrado unos 32 días al año por culpa de los vientos huracanados que lo asolan. Y es que hablamos de hasta 200 km/h. Hablamos del Bora, ese viento que nace en los Alpes Dináricos y se desparrama violento en el mar Adriático. Ya lo dijo el sabio pastor.
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