9 jul 2018

El Ramadán acaba

Hablaba el abuelo Simón bajo el árbol de las confidencias. Hoy he cruzado, decía, el barrio de San Francisco, ya sabes que está lleno de inmigrantes. Sí, es cierto, llama la atención la emigración que ha llegado en los últimos años. Pues resulta que hoy acaba el Ramadán. ¿Y...? Pues que todo era una fiesta, todos sonrientes, dándose abrazos, todos vestidos con sus mejores galas. ¿Como visten los musulmanes? Sí, con las mejores galas senegalesas, magrebíes, pakistaníes.... Ya. En este punto de la conversación se hizo el silencio, hasta que el abuelo Simón reanudó el diálogo con uno de sus pensamientos profundos. Creo que todos somos iguales, que todos tenemos el mismo hardware, no hay duda ¿Y...? Pues que nos diferenciamos en el software, tenemos una cultura y una religión que son como una máquina de pensar que nos hacen ver e interpretar el mundo de maneras diferentes. Ya, como iOS y Android. El abuelo Simón miró detenidamente a su amigo y paladeó la frase con lentitud. Sé que los sistemas operativos son muy parecidos, como los seres humanos, a lo sumo cambian algunos componentes y aplicaciones. Pero todas se actualizan regularmente, ¿no? Todos somos hijos de las ideas que trae y lleva el viento. Y ya sabes que cada país tiene vientos diferentes... Ahora, el que miraba era el tío Machuca, asombrado por el aire poético de las palabras de su compañero. No contestó. Era el mejor modo de aceptar que le daba la razón.
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