Allá
por los 5 ó 6 años yo era un niño miedoso que temía dormir solo.
Mis padres tenían que hacer guardia cerca para que yo me sintiera
protegido. No había noche que no mirara debajo de la cama para
descubrir a algún intruso o aguzara el oído para captar los pasos
silenciosos de un taimado ladrón. Temía la oscuridad y abusaba de
la luz para sentirme protegido. Pero todo acabó unas navidades,
cuando mi abuelo me ragaló unas sábanas mágicas. Me acuerdo de las
palabras exactas con las que se dirigió a mí. Mira, Pablito, yo
estuve en la guerra rodeado de muchos enemigos que tiraban a matar y,
te lo digo yo que estaba en primera línea, gracias a estas sábanas
dormí siempre protegido. Abrí los ojos todo lo que pude y no
descubrí nada especial en aquella tela perfectamente doblada y
planchada. Créetelo, Pablito, te regalo unas sábanas antibalas.
Confieso que desde aquella época conservo la costumbre de dormir
cubierto completamente por las sábanas. Mi abuelo era muy sabio.
_____ o _____
No hay comentarios:
Publicar un comentario