Se
me acercó un día la virtud de la belleza y me dijo que yo con ella
tenía poca relación comercial, que si yo estuviera interesado
podíamos llegar a algún acuerdo. Vale, le dije, qué me ofreces. Y
me leyó todo el catálogo de productos. Que si un cuerpo 10, una
mente brillante, una moral de altura, un enorme porvenir literario,
una paz interior que se reflejaría en mi rostro, una pléyade de
amigos, amores incontables... Ya, ya, le repliqué, ¿qué hay de la
felicidad? ¡Uf!, me contestó. Este agente comercial está de baja y
te digo la verdad, que quede entre tú y yo, somos incompatibles
comercialmente hablando, vamos, que nos pisamos el mercado. Bueno, le
despedí, prefiero seguir siendo discretamente feo, creo que es lo
mejor para los dos. Y así quedó todo.
_____ o _____
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