Se
propuso por enésima vez no discutir con su pareja y hacer un
esfuerzo por mejorar las relaciones. Esta vez va en serio, no caeré
en provocaciones, se juró a sí mismo. Y así se lo dijo a ella con
la mejor de sus voluntades. ¿Provo qué?, preguntó ella. Aquello
prendió la mecha de un enfado que se propagó como el fuego de una
traca valenciana y que aún perdura. Es que soy tonto, confesaba él,
soy tonto de remate. La próxima vez, le recomendaron los amigos,
reunidos en consejo de urgencia, dile perdona, cariño, me pongo
nervioso y falto sin querer. Yo sólo te quiero. Y así hizo,
volviendo abrumado por un nuevo fracaso. Lo de “cari” en
vez de cariño le sentó muy mal, nos dijo. Y rompiendo a llorar
confesó que ya ¡lo sabía! Desde entonces hasta hoy ya llevamos 23
intentos de aproximación y en todos nuestro amigo ha fracasado. Para
mí que es, o somos, gafe.
_____ o _____
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