6 oct 2017

Lo que haga falta


Soy vendedor de humo, así, tal como suena. Lo empaqueto por las mañanas al vacío tomando las mejores brumas de la montaña, lo envaso y decoro con esmero con un rótulo que dice “Humos del amanecer”, añadiendo una leyenda sugestiva: "Eliminan la ansiedad y las angustias”. Y en letra más pequeñita van las instrucciones de uso: “Abra la bolsa con tijeras por una esquina, acerque la ranura a la nariz, oprima la bolsa con las dos manos y aspire lenta y profundamente su contenido tres veces. Cierre los ojos y disfrute de la paz interior que inundará su alma”. Esto podrá parecer una patraña a más de un lector, pero mi cartera de clientes es amplia. Empezando por el párroco y acabando por el presidente del gobierno, no quiero presumir.



Nota: Interesados, pónganse en contacto con Juan Badaya.
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