26 jun 2017

Recuerdos que perduran

Las vi desde el autobús y ya me llamaron la atención. No más de 12 años. Estaban muy puestas en lo suyo. Se acercaban a cualquiera que pudiera suponerse que tenía un mínimo sentimiento de piedad y extendían la mano, hablando una lengua extraña. La gente las ignoraban. Sus caras, no obstante, reflejaban serenidad y sus ojos destilaban tristeza a raudales. Me miraron y, a pesar de tener una luna de vidrio por medio, extendieron su mano e imploraron insistentemente mi ayuda. Eran unas niñas, estaban sucias, me hicieron sentir mal. Un hombre desconocido se acercó con un palo en la mano y ellas desaparecieron a paso rápido, muy controladamente, como si ya estuviesen acostumbradas. Levanté la vista y no vi más que un lugar de paso, un punto de huida, un mundo roto, un parking con más incertidumbres que vehículos. Mi autobús arrancó y seguimos el camino, estábamos a 12 km de la frontera con Siria. Yo era un turista confundido, ellas eran refugiadas o, bueno, aspiraban a serlo. 
_____ o _____
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario