Cada
vez que visito el molino me entretengo mirando el agua que discurre
por la aceña, la velocidad endiablada que adquiere en la escasa
pendiente, los resquicios que aprovecha para escapar, los remolinos
que surgen, los obstáculos que supera, las hojas que arrastra, los
peces que luchan por no ser engullidos y, sobre todo, el sonido
cantarín que inundaba el espacio. Así es mi vida, pienso yo.
Siempre para adelante, con decisión y energía, hasta llegar al mar
que, dicen, es el destino final de todas las aguas terrestres. Y
¿quién es el mar para mí? No tengo que pensar mucho la respuesta.
Sobre unos cantos rodados, en el fondo de la presa, veo una trucha
muerta que va derecha al sumidero perseguida por unos cangrejos. Y
con ese presagio doy la vuelta y continúo meditabundo mi paseo.
_____ o _____
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