17 may 2017

El valor de las fábulas

Los dos amigos estaban paseando por el bosque, observando como un año tras otro la primavera conseguía derrotar al invierno en la floresta. Bueno, eso pensaba este cronista, porque tras un largo silencio, el abuelo Simón rompió el ensimismamiento de su amigo con una pregunta inesperada. Tú ¿de quién has aprendido más, de Esopo o de Homero? El Tío Machuca se quedó en blanco. Y le hizo repetir la pregunta para ganar tiempo. Finalmente respondió que de Esopo, por aquello de su empeño didáctico en las fábulas con protagonistas del mundo animal. ¿Ves? Un buen cuento tiene más poder de seducción que una larga historia. Y ¿a qué viene esto? Nada, que ayer leí que Esopo fue un escritor del pueblo y que Homero, que solo contaba las glorias de los héroes y los dioses, era el escritor de las élites. Sí, pero los dos hablaban de la sociedad de su tiempo. Sí, Esopo explicaba cómo debía funcionar el mundo y Homero cómo funcionaba. ¿Y? Pues que en este mundo todos, hasta las clases más populares, somos gentes de orden. Ya, ¿sabes qué te digo? Pues no. Que te han pillado otro año. ¿Escuchas ese canto? Es el cuco. Ya sabes que si no tienes dinero en el bolsillo con el primer canto del cuco en primavera tendrás mal año... El abuelo Simón se tanteó el bolsillo. No era supersticioso, pero se quedó tranquilo cuando notó el bulto de su cartera. Esto de que los animales gobiernen el mundo no le gustaba mucho.
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