8 mar 2017

Viejos con marcha

Ayer tuve que acompañar a mi abuelo a comprar un teléfono móvil en el que no puso mucho interés. Que sea sencillo de manejar, pedía. Al acabar nos sentamos en un banco y le ayudé a ponerlo en marcha. Al poco apareció un viejo amigo con el que trabó conversación, abandonando todo interés por su nuevo celular. Se contaron algunas de su muchas cuitas y lejos de regodearse en los achaques, no paraban de reír y darse ánimos. Nunca vamos a estar mejor que ahora, aseguraba uno. Eso es verdad, el otro corroboraba. Se despidieron con una palmada en la espalda y promesa de verse pronto. Y volvimos a lo nuestro, configurar el teléfono. ¿Qué clave de acceso pongo? Eustaquio. ¿? Es el nombre de mi amigo. ¿Has visto qué ganas de vivir tiene? Me contó las muchas peripecias inverosímiles que le habían tocado vivir y el cúmulo de desgracias que había padecido. Y no se le nota, nunca se queja. Escribí la clave, eustaqi0. Lo último es un cero, que conviene poner un dígito numérico, le expliqué. Tranquilo, me respondió riendo, en pocos años me pondrás cuatro unos, como a la abuela.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario