Cuando
el Tío Machuca se acercó al árbol de las confidencias donde se
reunía muchas tardes con su amigo, notó rápidamente que el abuelo
Simón tenía el ceño fruncido. Enseguida se enteró por qué.
-Occidente
está en peligro, hordas de invasores se despliegan por el país que, para más inri, disfrutan del estado de bienestar... Bastarán dos
generaciones para vernos sometidos sin recurrir a la guerra. -¿De qué hablas?
-¿Te has vuelto loco? Confundes a los fanáticos, una minoría, con el todo.
-Hay que ir a la guerra, prefiero que mueran ellos antes que yo. Es la última cruzada del Occidente cristiano.
-¡Simón! Despierta, que estás abducido por un espíritu maligno.
-Abducido por mi cuñado, joder. Son las secuelas de las comidas familiares en Navidad.
-Pues te ha dejado trastocado.
-Ni lo duces, pero que sepas que es así como empieza a pensar más de uno.
-Es verdad. Y ¿qué podemos hacer?
-Yo les digo que ser emigrante es muy jodido. Que se vayan ellos a otro país y ya verán que hasta los occidentales se convierten en ciudadanos de segunda.
-A mí ya me pasó en …
-Y a mí...
-Quitar el hambre es una obligación,
-Es un derecho.
-Por mucho que lo disfracen con xenofobias.
-Y complejos...
-Es como si vivieran aún Caín...
-Y
Abel
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