Ladislao
es un hombre desprendido, apenas tiene bienes, apenas ambiciones,
apenas tiene quejas. Vive frugalmente y vive, eso dice, feliz.
Ladislao permanece la mayoría del tiempo en su casa, lee, duerme, ve
televisión, fuma, habla por teléfono, malcome, más que nada por tener vacío el
frigorífico, y justo al anochecer se aventura a salir a la calle
para verse con amigos y, en pocas ocasiones, preocuparse de la
intendencia. Esporádicamente desaparece porque, dice y le creemos,
va a trabajar. ¿Si no de qué iba a vivir? Y al regresar de nuevo
inicia la cura de reposo que ya se ha descrito. Luego, cuenta él
mismo que no desprecia los bienes materiales como hacían los
filósofos cínicos o los estoicos de la Grecia Antigua, sino que él
es simplemente vago, vago redomado que hace sólo lo que le place, a
ser posible poco. Y está convencido de que hace un favor a sus
amigos cuando les propone que le llamen Lao, que es más corto que
Ladis y mucho más que Ladislao. ¿Para qué tanto esfuerzo?,
argumenta.
_____ o _____
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