24 feb 2017

Terapias para un grillo a punto de jubilación

Yo nací grillo, grillo macho y, por ende, cantor. Desde mi más tierna infancia crecí devorando hierbas tiernas, semillas y algún insecto incauto que corría menos que yo. Ya de adulto aprendí a cantar, mi mayor orgullo. Froto mis alas a más de 60 chirridos por minuto y le saco un sonido nítido, potente y cautivador, os lo juro, a la vista de las hembras que se me acercan. Pero el traumatólogo de grillos del seguro me ha dado una mala noticia, resulta que mis alas acusan ya un ligero desgaste y mi canto ha perdido alcance, ya no se me oye a más de un metro. Vamos, que he perdido cobertura. Yo pensaba que esto era mi final reproductivo y que tenía que pasar al ostracismo, una cosa que también nos pasa a los grillos. Pero no, que con esto de las nuevas tecnologías hay solución para todo. El psicólogo de grillos del seguro, él se llama pomposamente coucher medioambiental, me ha iniciado en un invento que se llama WhatsApp y no veáis cómo he mejorado mi cobertura y mi atractivo... ¡Ja, ja! Bueno, me voy que me reclaman. ¡Adiooos!
______ o ______

No hay comentarios:

Publicar un comentario