En
la exposición fotográfica “Artistas en ciernes”, presentada por
la Concejalía de cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de
Malaespina, el premio se ha decidido por votación de los asistentes.
La fotografía más votada es la que aparece en imagen y ha dado
lugar a no poca controversia. El asunto estriba en que la obra se
identificaba en un rótulo como “Sin
título, autor, desconocido”.
Y sin embargo el jurado, por aquello de entenderse pronto y rápido
con todo el mundo, ha aceptado el hombre asignado por los asistentes:
la
foto de
la luna. Esto
ha sido interpretado como una ofensa por la asociación de Adoración
Nocturna
del pueblo, poco menos que una blasfemia, ya que es, dicen, la
sagrada forma en manos de un sacerdote en el momento de la
consagración. Aún más, añaden que, siendo evidente que se trata
de una hostia, la cultura atea dominante hace que se acaben
profanando las cosas más sagradas, que esto es cosa de ateos
incultos y que ofenden a los creyentes. Ni que decir tiene que han
corrido ríos de tinta y quintales de voces, algo que el concejal de
cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Malaespina agradece, pues
nunca una iniciativa de su departamento había tenido ni tanta
repercusión, ni tanto éxito.
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