Antes
era difícil llegar al cielo, porque si uno era rico tenía que pasar
por el ojo de una aguja, algo a todas luces imposible. Y si era pobre
tenía que evitar los pecados contra los bienes ajenos, los patronos
o controlar eso de las bajas pasiones. Como sólo eran capaces de
cumplir eso cuatro gatos, no más, tuvimos que rebajar las
condiciones e inventamos la confesión.
Así que te venía un
cristiano arrepentido de antemano diciendo que he pecado en esto y lo
otro y prometo no volver a hacer lo otro y lo uno y, gracias a tu
absolución, ya estaba limpio para cruzar la puerta que custodia San
Pedro. Es así como hemos conservado a nuestros feligreses durante
mucho tiempo, ¿me entendiste, novicio? Sí, santo padre.
____ o ____
No hay comentarios:
Publicar un comentario