12 dic 2016

En las guerras hay quien disfruta

Blandió su espada cuan alto pudo y la descargó con fuerza y poco tino sobre su enemigo. El resultado fue que el hoplita cortó una oreja, no más, y quedó sin guardia ante la daga de su oponente medo que rasgó de cabo a rabo sus entrañas, mandándole directamente al otro mundo. Esta violenta escena tuvo muchas réplicas a lo largo del día y llegó a término cuando ya se hizo la noche y los cadáveres cubrían el campo de combate. Platea, la batalla que dicen que decidió definitivamente la hegemonía de la alianza de ciudades griegas sobre los persas de Jerjes y compañía, era ya una carnicería, con cuerpos insepultos de persas, tebanos, espartanos, atenienses, corintios... por todos los lados.
Los córvidos, apostados en los árboles de alrededor, no daban crédito a lo que veían sus ojos. Nunca tanta carroña había estado a su disposición. Están locos estos humanos, dijo una urraca. La mala fama la arrastramos otros, se quejó un cuervo. Y un buitre leonado que oteaba la escena desde el alto cielo dijo algo así como que "yo no estoy para filosofar ni en Grecia", lanzándose en picado para disfrutar de aquel festín.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario