18 nov 2016

Psicología de hipermercado

Andrés Ruiz de la Pera llegó a la gran superficie con prisa e hizo un rápido acopio de productos para salir del paso aquel mediodía en su cocina. Tenía el tiempo justo para comer y volver al trabajo, así que se puso rápidamente a cola para pagar. Eligió la caja que veía menos poblada, pero pronto se dio cuenta que allí, delante de sus narices, había un pedido gigantesco que le haría demorarse en exceso. Así que cambió a otra fila en la que los clientes llevaban unos carros menos poblados. Le entraron dudas al poco, viendo cómo la fila de al lado caminaba más deprisa. Y le entraron sudores fríos cuando el cliente que le antecedía quiso cambiar unos vales de compra y se entretuvo un par de minutos más. Ya al borde del colapso vio como el turno le llegaba y se quejó a la cajera. Ésta, ducha en el oficio y sonriente, le calmó dándole conversación y consejos. Esto es matemática pura, le dijo, necesito 48 segundos para saludar, dar conversación, llenar las bolsas y cobrar, más 3 segundos escasos en escanear cada producto. Andrés Ruiz de la Pera se quedó perplejo. ¿Es así? Sí, es mejor ir hacia las cajas de la izquierda, colocarse donde hay más hombres que mujeres... ¿Eso? Compran menos productos o muchos de lo mismo, por ejemplo, 60 cervezas que se marcan en un solo escaneado. ¡Ah! Y no lo dudes, es mejor ir a las cajas atendidas por mujeres, somos más ágiles... ¡Vaya! Aquella cajera, tan observadora y comunicativa, cambió de registro y tocó el punto definitivo. Pero el problema no es la velocidad de las filas, sino la ansiedad con la que vivimos. Andrés Ruiz de la Pera se quedó mirándola a los ojos. Sí, le explicó, salimos de casa con metas muy medidas, que si a tal hora esto, que si a tal hora lo otro, que si nos pasa esto o lo de más allá... No sabemos vivir despacio que es, aquí deletreó cada sílaba, ¡como mejor se vive! Andrés Ruiz de la Pera sonrió a la cajera, pagó, se fijó en el nombre que llevaba escrito en un rótulo prendido en el uniforme, Ane rezaba, y salió del establecimiento con un sosiego que hacía tiempo no recordaba. Eres un mostrenco, oyó que decía su voz interior, esa que solía hablar en situaciones señaladas y clarividentes. Sí, respondió automáticamente su cabeza que estaba en pleno proceso de reset.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario