En busca de la felicidad

Aquel hombre soñó muchas días y muchas noches que iba a disfrutar de una gran amor, que por arte de magia iba a aparecer una mujer que se le colgaría del cuello y le haría inmensamente feliz, con sus caricias, sus besos, sus risas, su conversación, sus cuidados... Cuando traumado por tanta frustración acudió al psiquiatra, éste le confesó que aquello era una pura fantasía que no se haría realidad nunca y que mejor haría si se dedicara a poner orden en su cabeza y en sus esperanzas en vez de esperar que un sueño, enfatizó las dos sílabas, se materializara. Es una visión simple e infantil de la vida, le argumentó. No prolongue su infancia, por favor.

Aquel hombre se quedó muy triste y se quejó de que nadie se lo hubiera dicho antes. Yo, la verdad, disfruto mucho del fútbol, explicó. Pues siga en ello, le recomendó el psiquiatra.

Y así parece que se solventó aquel problema tan profundo.

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