3 ago 2016

El monólogo de Calígula

Me llamo Cali, aunque sé que mi dueño me puso un nombre más largo, propio de un emperador romano de mucho nombre. Pero da igual, porque yo siempre seré un perro. Quiero decir con esto que estoy orgulloso de ser un canis lupus familiaris, fiel a mi especie, mi instinto y mi historia. ¿A qué viene esto? Es que estoy furioso con mi dueño que no me deja alcanzar la felicidad perruna por mis propios medios. Le he oído decir mil veces que hay personas que llevan una perra vida y cosas similares, y le entiendo, me parece mal que haya seres humanos que vivan como perros. Pero también hay que entender que está muy mal que los perros lleven una vida humana, que para eso no hemos nacido. ¿Que lo que digo es una exageración? Vale, ahí tenéis un testimonio gráfico de cómo me ha humanizado mi amo. Ya veis que hasta soy capaz de filosofar, ¿no? ¡A qué extremos he llegado! Con lo fácil que es pasarse la vida ladrando a la luna.
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